Te va a llegar una carta y no es de Hacienda, es para prepararte para una guerra.

En Francia ya ha empezado a llegar. Y aquí, en España, están calentando la impresora.

Una carta. Oficial. Sellada. Del gobierno. Con instrucciones para prepararte ante una posible guerra.

No es una broma. No es una fake news de esas que comparten los cuñados en WhatsApp. No es propaganda. No es spam del Lidl.

Es una guía oficial para preparar a la población ante una posible guerra.

¿Qué dicen? Que puede llegar una crisis, una invasión, un apagón y que te vayas preparando. Que vayas comprando agua. Que tengas una radio a pilas. Comida enlatada. Linterna.

Y sobre todo: que no dependas de nadie cuando todo se vaya a la mierda. Porque si se lía, y todo apunta a que algo se va a liar, el Estado no va a llegar a tiempo. Y los que sobrevivan no serán los más fuertes.  Serán los más preparados, así que más pronto que tarde vas a tener que apañártelas solo. Nada de esperar que te salven. Ni el ejército, ni el gobierno, ni la UE, ni tus vecinos. Tendrás que tener tu mochila lista. Con agua. Comida. Luz. Radio. Energía. Y sobre todo: autonomía.

Pero, espera porque…

Tu negocio lleva en guerra años y ni siquiera llevas en la mochila lo “básico” para sobrevivir al bombardeo digital diario.

Olvídate de Putin. Van con americana slim fit, pinta de aliados, y promesas que suenan a ciencia ficción, pero que te acaban reventando desde dentro como una mina antipersona.

Una web con más agujeros que una trinchera mal hecha.

Te vendieron una web que no carga ni en 5G, que no posiciona aunque tu primo sea el CEO de Google y que no representa ni a tu perro, que prefiere que ni le nombres en la web.

Estás combatiendo con una navaja oxidada mientras los demás lanzan misiles.

Te hablaron de SEO, pero cuando buscas tu negocio, sale antes una tienda de tazas en Cuenca que ni tiene web, ni redes, ni sabe lo que es google maps.

Un ejército sin bandera.

Hicieron de tu marca un colección, porque es igual que la de otros miles que hicieron. Da lo mismo que si fueras una carnicería o una clínica dental. Nada diferencia, el mismo contenido y ni rastro de tu personalidad.

Una masacre presupuestaria.

Te llenaron de informes, gráficos, métricas de "engagement", te hicieron gastar dinero en herramientas en inglés como Active Campaing, ManyChat, Make, StreamLabs, Zoom y demás para mejorar aplicar su estrategia y conseguir clientes como si fuera la barra libre.

Sin almacén de munición

Te cobraron un mantenimiento, pero cada vez que pasa algo, te dicen que “eso va por otro lado”. O que abras un ticket, que debe ser que fabrican en Taiwan y entre que llega y no, tu web esta en alto al fuego.

Sin cobertura, sin aliados, sin armas.

Invertiste pasta, tiempo y ganas. Y lo único que explotó fue tu paciencia, el mosqueo y el tener que hacer la guerra por tu cuenta.

Invertiste en trastos digitales disfrazados de tecnología de élite, cuando lo que necesitabas era equiparte para sobrevivir y empezar a dejar huella.

Como hizo Don Pelayo en Asturias, cuando dijo: “Hasta aquí”. Y no tuvo ni wifi ni mentores de YouTube, pero sí un plan.

Lo que necesitas es una web con sentido, una estrategia con cabeza y alguien que te diga las cosas como son. 

Sin palabras en inglés, sin bailes en Reels, sin campañas de anuncios que tienen como objetivo llevar a tus clientes a Instagram para aumentar la estadística del EGO y poder decir en la cena de nochevieja: “Estoy teniendo más visualizaciones” y quedar como un imbécil cuando te preguntas cuántas ventas llevas este mes.

El mundo se está preparando para una guerra pero tú necesitas prepararte para el marketing de guerrilla.

Porque la próxima crisis no será nuclear, será digital. Y si tu negocio no está armado, no va a sobrevivir ni al primer ataque.

¿Qué hay en tu mochila digital ahora mismo?

Porque si te pillamos ahora, en medio de esta guerra silenciosa, y te pedimos que abras tu mochila, la de verdad, la de tu negocio, lo que nos solemos encontrar son cosas como estas:

  • Contraseñas apuntadas en un post-it, como si fueran códigos secretos guardados bajo una piedra.
  • Una web hecha en misión exprés, sin blindaje, con más puntos débiles que un muro de paja en mitad del frente.
  • Un Instagram con más telarañas que estrategia, donde el último post útil lo publicó un community que desertó hace dos campañas.
  • Un logo improvisado, que no intimida ni marca territorio, y que parece más un parche cosido a la chaqueta que un estandarte para avanzar.
  • Y una “estrategia” que es más bien un mapa arrugado y mojado, con tachones, flechas aleatorias y ni rastro de coordenadas.

Nada de estrategias. Nada de visión a largo plazo. Ni rastro de un plan de ataque.

Solo restos de promesas vendidas como escudos, y facturas de herramientas con nombres en inglés que suenan muy tácticas pero nunca disparan nada.

Eso no es una mochila. Eso es una emboscada, por eso…

Necesitas un plan de evacuación. O mejor dicho: una estrategia de defensa.

Algo que puedas desplegar cuando veas las primeras señales de humo. Algo que te permita dejar de improvisar con tirachinas cuando los demás van con drones. 

Algo que tenga estructura, puntería cojones y ovarios.

Porque sobrevivir en este panorama no va de tener la web más bonita del pelotón. Va de tener el armamento adecuado.

De saber cuándo moverse. De entender cuándo responder, y sobre todo: saber quién coño está contigo cuando empieza el tiroteo para darte las mejores armas, los mejores planes y estrategias y no abandonarte en ninguna batalla.

Porque el marketing es una guerra continua, es matar o morir, es saber elegir que batallas hay que luchar y cuales hay que dejar pasar si quieres vender más, conseguir más clientes y tener un negocio que gana batallas.

Así que hemos preparado nuestra mochila digital, lo que estás a punto de tener entre manos.

No es un PDF. Es un puto chaleco antibalas digital. Un documento que no decora, protege. Que no adorna, dispara. Que no vende humo, te entrena para dejar de comértelo. El botón rojo está activo. Tú decides si lo pulsas y pides ayuda o sigues esperando refuerzos que no van a llegar.

Esto no es una newsletter.

Ni un PowerPoint con dibujitos de un embudo de ventas. Es un plan de defensa real para negocios que están hartos de improvisar entre balas perdidas.

Una guía clara para cuando:

  • No sabes si invertir o salir corriendo. Y mientras dudas, la competencia te adelanta por la izquierda, con luces largas y tono propio.
  • Te hablan en lenguaje técnico y tú solo oyes ruido. Palabras raras, muchas siglas y cero resultados. Parece inteligencia artificial, pero es falta de inteligencia real.
  • Tu web parece un edificio abandonado con ventanas rotas. No vende, no atrae, no engancha y no dice nada. ¿Quién va a entrar ahí si ni tú quieres enseñarla?
  • Lanzas campañas sin saber quién dispara ni a quién. Mucho anuncio, poco enfoque. Mucho presupuesto, pocas ventas. Es como ir a la guerra con una escopeta de feria.
  • Tu marca suena como todas. Misma plantilla, mismo tono, misma promesa genérica. Eres el soldado número 478 del pelotón y nadie sabe tu nombre.
  • Te cuesta explicar lo que haces sin sonar a vendedor de seguros. Falta de claridad, de enfoque, de historia. Y sin historia no hay diferenciación. Sin diferenciación, no hay ventas.

Porque no hace falta que explote nada para que un negocio se venga abajo. Solo necesitas seguir sin reaccionar.

Y esta vez, si no haces nada, la culpa no será del algoritmo. Será por no haber pulsado el botón cuando más lo necesitabas.

Lo pulsas tú. Pero el que sobrevive es tu negocio. Porque nosotros somos como el Equipo “A”, nos encanta que nuestros planes salgan bien. Y en una guerra, mejor ir con el Equipo “A” que con los gurús de Instagram que disparan frases motivadoras y luego se esconden cuando preguntas por tus ventas.

En esta masterclass te explico cómo se plantea el funnel a nivel estratégico, todos los elementos que tiene que tener y los diferentes usos que puedes darle

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