En Francia ya ha empezado a llegar. Y aquí, en España, están calentando la impresora.
Una carta. Oficial. Sellada. Del gobierno. Con instrucciones para prepararte ante una posible guerra.
No es una broma. No es una fake news de esas que comparten los cuñados en WhatsApp. No es propaganda. No es spam del Lidl.
Y sobre todo: que no dependas de nadie cuando todo se vaya a la mierda. Porque si se lía, y todo apunta a que algo se va a liar, el Estado no va a llegar a tiempo. Y los que sobrevivan no serán los más fuertes. Serán los más preparados, así que más pronto que tarde vas a tener que apañártelas solo. Nada de esperar que te salven. Ni el ejército, ni el gobierno, ni la UE, ni tus vecinos. Tendrás que tener tu mochila lista. Con agua. Comida. Luz. Radio. Energía. Y sobre todo: autonomía.
Olvídate de Putin. Van con americana slim fit, pinta de aliados, y promesas que suenan a ciencia ficción, pero que te acaban reventando desde dentro como una mina antipersona.
Te vendieron una web que no carga ni en 5G, que no posiciona aunque tu primo sea el CEO de Google y que no representa ni a tu perro, que prefiere que ni le nombres en la web.
Te hablaron de SEO, pero cuando buscas tu negocio, sale antes una tienda de tazas en Cuenca que ni tiene web, ni redes, ni sabe lo que es google maps.
Hicieron de tu marca un colección, porque es igual que la de otros miles que hicieron. Da lo mismo que si fueras una carnicería o una clínica dental. Nada diferencia, el mismo contenido y ni rastro de tu personalidad.
Te llenaron de informes, gráficos, métricas de "engagement", te hicieron gastar dinero en herramientas en inglés como Active Campaing, ManyChat, Make, StreamLabs, Zoom y demás para mejorar aplicar su estrategia y conseguir clientes como si fuera la barra libre.
Te cobraron un mantenimiento, pero cada vez que pasa algo, te dicen que “eso va por otro lado”. O que abras un ticket, que debe ser que fabrican en Taiwan y entre que llega y no, tu web esta en alto al fuego.
Invertiste pasta, tiempo y ganas. Y lo único que explotó fue tu paciencia, el mosqueo y el tener que hacer la guerra por tu cuenta.
Como hizo Don Pelayo en Asturias, cuando dijo: “Hasta aquí”. Y no tuvo ni wifi ni mentores de YouTube, pero sí un plan.
Lo que necesitas es una web con sentido, una estrategia con cabeza y alguien que te diga las cosas como son.
Sin palabras en inglés, sin bailes en Reels, sin campañas de anuncios que tienen como objetivo llevar a tus clientes a Instagram para aumentar la estadística del EGO y poder decir en la cena de nochevieja: “Estoy teniendo más visualizaciones” y quedar como un imbécil cuando te preguntas cuántas ventas llevas este mes.
El mundo se está preparando para una guerra pero tú necesitas prepararte para el marketing de guerrilla.
Porque la próxima crisis no será nuclear, será digital. Y si tu negocio no está armado, no va a sobrevivir ni al primer ataque.
Porque si te pillamos ahora, en medio de esta guerra silenciosa, y te pedimos que abras tu mochila, la de verdad, la de tu negocio, lo que nos solemos encontrar son cosas como estas:
Nada de estrategias. Nada de visión a largo plazo. Ni rastro de un plan de ataque.
Solo restos de promesas vendidas como escudos, y facturas de herramientas con nombres en inglés que suenan muy tácticas pero nunca disparan nada.
Eso no es una mochila. Eso es una emboscada, por eso…
Algo que puedas desplegar cuando veas las primeras señales de humo. Algo que te permita dejar de improvisar con tirachinas cuando los demás van con drones.
Algo que tenga estructura, puntería cojones y ovarios.
Porque sobrevivir en este panorama no va de tener la web más bonita del pelotón. Va de tener el armamento adecuado.
De saber cuándo moverse. De entender cuándo responder, y sobre todo: saber quién coño está contigo cuando empieza el tiroteo para darte las mejores armas, los mejores planes y estrategias y no abandonarte en ninguna batalla.
Porque el marketing es una guerra continua, es matar o morir, es saber elegir que batallas hay que luchar y cuales hay que dejar pasar si quieres vender más, conseguir más clientes y tener un negocio que gana batallas.
No es un PDF. Es un puto chaleco antibalas digital. Un documento que no decora, protege. Que no adorna, dispara. Que no vende humo, te entrena para dejar de comértelo. El botón rojo está activo. Tú decides si lo pulsas y pides ayuda o sigues esperando refuerzos que no van a llegar.
Una guía clara para cuando:
Porque no hace falta que explote nada para que un negocio se venga abajo. Solo necesitas seguir sin reaccionar.
Y esta vez, si no haces nada, la culpa no será del algoritmo. Será por no haber pulsado el botón cuando más lo necesitabas.
Lo pulsas tú. Pero el que sobrevive es tu negocio. Porque nosotros somos como el Equipo “A”, nos encanta que nuestros planes salgan bien. Y en una guerra, mejor ir con el Equipo “A” que con los gurús de Instagram que disparan frases motivadoras y luego se esconden cuando preguntas por tus ventas.
En esta masterclass te explico cómo se plantea el funnel a nivel estratégico, todos los elementos que tiene que tener y los diferentes usos que puedes darle